Esta gran aplanadora que avanza
aplastándolo todo en los cuatro ángulos de la Tierra, con todo tipo de
catástrofes, ahora ha llegado a este confín del mundo, a nuestra larga y
angosta faja de tierra ubicada al extremo de Sudamérica y apuntando al confín
Antártico. Nuestro país está siendo azotado por la peor catástrofe de que se
tiene conocimiento en la historia de nuestra joven y sufrida Nación Chilena.
¡Es el Castigo de Dios Todopoderoso,
del Padre Omnipotente de todo lo creado, del Divino Autor de la Vida, que ha
sido olvidado por la humanidad terrena del siglo XX-XXI, porque con todas sus
obras nefastas, los hombres están atropellando Sus Sagradas Leyes y
Mandamientos.
En efecto, el caos de guerras y
violencia, el terrorismo institucionalizado, el armamentismo nuclear, que
causará la casi total extinción de la humanidad con la Tercera Guerra Mundial
Nuclear, que ya está activa desde hace vario años, -- Oriente contra Occidente
-- y solo espera el estallido nuclear. Además, la iniquidad de la destrucción
del átomo, los viajes espaciales, la manipulación genética, etc, etc.
¿Y qué tiene que ver todo esto
con Chile? El pueblo chileno vibra al compás del ritmo materialista de la
humanidad. Nadie se acuerda de Dios, del Padre Creador
Y ni siquiera ahora, en medio de
la catástrofe que estamos viviendo: Los periodistas preguntaban a los damnificados,
por los incendios forestales y solo un par de personas, entre muchas, nombraron
a Dios para darle las gracias por haber quedado con vida.
Ha llegado el momento en que cada
chileno y chilena, haga un examen de conciencia y enmiende rumbos, haciéndose
el propósito de respetar los Mandamientos del Divino Padre Creador, de respetar
la Moral que emana de Sus Sagrados Mandatos y comprenda que Dios existe, no ese
falso Dios que perdona los pecados, sino el Supremo Hacedor de Justicia
Perfecta, Infalible e Inexorable, que da
a cada cual lo que merece; que al bueno lo protege y al malo lo castiga.
Debemos comprender que Dios
existe y todo lo ve y todo lo sabe y que escucha a los que respetan Sus
Sagradas Leyes, pero abomina de los impíos. Debemos apartarnos de todo lo malo
y practicar la enseñanza del Mesías, el Divino Maestro Jesús: "Amar a Dios
por sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo".
¡ UN EJEMPLO QUE
RECONFORTA !
¡Los dos hermanos
mayores ayudando juntos a un hermano pequeño en dificultades!
Abominando de las guerras, las
dos naciones más poderosas podrían hacer mucho bien a la humanidad, aunando
esfuerzos para el progreso de las naciones, sin antagonismos ni rivalidades,
humillándose ante el poder Inmenso e incontrarrestable del Divino Padre
Creador, cumpliendo Sus Mandatos y ayudando a sus hermanos del planeta a
progresar espiritual y materialmente, cumpliendo la enseñanza del Mesías:
"Amar a Dios por
sobre todas las cosas y al prójimo como a si mismo"