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lunes, 14 de mayo de 2018

EL HOMBRE QUE QUISO MORIR


“Científico australiano cumplió su deseo de morir por suicidio asistido”.

(De Internet, La Nación.cl., 11 de mayo de 2018) Extracto.

              David Goodall                
 “David Goodall falleció este jueves en Basilea, Suiza, tras recibir una inyección de un barbitúrico, para fallecer “apaciblemente”. Goodall no tenía ninguna enfermedad terminal, pero consideraba que su calidad de vida había empeorado y quería morir.” (fin de la cita)
David Goodall tenía 104 años y defendió la legalización de la eutanasia, siendo socio, por más de veinte años, de una organización internacional que la promueve.
“Pese a no padecer ninguna enfermedad terminal, aseguró que quería terminar su vida con dignidad. “Ya no encuentro mucha alegría en la vida. Hasta los 90 años estaba disfrutando de la vida, pero ahora no” …el científico ha decidido pasar sus últimos días haciendo campaña para que se legisle la eutanasia”.
Goodall declaró que “mi sentimiento es que una persona mayor como yo debe beneficiarse de sus plenos derechos de ciudadano, incluyendo el derecho a la muerte con dignidad”. (de Wikipedia – fin de la cita)
Entonces aquí nos preguntamos: ¿En qué consiste una muerte digna?
La respuesta obvia es: La que nos depara la Justicia Infalible e Inexorable de nuestro Divino Padre Creador, ya sea destrozado en un accidente, carbonizado en un incendio; caminando por la calle o en la cama, durante el sueño. Y ya sea niño, joven o anciano, porque cada cual habrá de tener el tipo de muerte que se merece.
El suicidio no es lícito, porque se opone a la Justicia del Creador. Porque el hombre debe estar plenamente convencido, que la duración de la vida propia y la ajena, no dependen de la voluntad del hombre, sino exclusivamente de la Voluntad del Divino Padre Creador. Él nos ha dado el ser y la vida, y Su Justicia Perfecta, Infalible e Inexorable que a todo y a todos alcanza, más tarde o más temprano, en su momento preciso cronométrico, es la que determina el cómo, cuándo, dónde y en qué circunstancias ocurrirá el momento fatal.
Por lo tanto, la eutanasia, que es un suicidio, va contra la Justicia Divina.
En el caso de los enfermos terminales, la Medicina puede y debe ejercer todas las medidas paliativas para atenuar los sufrimientos, hasta que llegue por sí mismo el momento en que se corta el Hilo de la Vida. De esta manera ese enfermo cumplirá hasta el último segundo, con el karma que él mismo eligió en el Astral, antes de reencarnar.
Prolongar la vida artificialmente tampoco está permitido. Pero naturalmente es lícito prestar los primeros auxilios médicos en caso de graves accidentes cardio-respiratorios y otros de similar gravedad, pero el criterio de los médicos determinará hasta dónde se podrá prolongar esta ayuda.
Todos aquellos que se sometan a la eutanasia y los médicos que la practiquen, verán acortadas sus vidas físicas en la próxima reencarnación terrena. “Con la vara que mides, serás medido, y se os añadirá”, enseñó nuestro Divino Maestro Jesús, el Mesías.
Ahora permítasenos examinar la otra cara de la medalla:

“Las cinco mujeres más longevas del planeta”.

(De Internet ABC Tecnología.) Extracto:
 
Misuo Okawa
Misuo Okawa es oficialmente la persona viva de mayor edad. Nacida en Osaka el 5 de marzo de 1898, está solo a una semana de celebrar su cumpleaños número 117…reveló las claves de su fabuloso estado… buena alimentación y mucho descanso. Hace tres comidas diarias, le encanta el sushi y duerme ocho horas en la noche.


 
Gertrude Weaver

Gertrude Weaver es todo un orgullo para Estados Unidos. Nació el 4 de julio de 1898. Le gusta que le hagan la manicura, bailar desde su silla y leer la Biblia. De hecho, en las Santas Escrituras encuentra varios de sus secretos para una vida larga y feliz: “Seguir a Dios y a nadie más. Sé obediente, sigue sus Leyes y no te preocupes por nada. Yo le he rogado por muchos, muchos años y no estoy cansada”, explica. Y además “sé amable con todo el mundo”. Esa es la parte más difícil.
Jeralean Talley
Jeralean Talley, nacida en Michigan el 23 de mayo de 1899. En su opinión, no hay otra forma de alargar la vida que siendo muy activa. Los que la rodean dicen que es extrovertida y simpática, una magnífica compañera.
Susan Mushatt Jones

Estadounidense como las dos anteriores, es Susan Mushatt Jones. Vino al mundo el 6 de julio de 1899: Le encanta desayunar huevos con jamón y aún lo hace a diario. A los 115 años aun mantiene una gran afición por la lencería de encaje. “Nunca se es demasiado vieja para vestir con ropa bonita”, sostiene.
Emma Morano Martinuzzi

En el quinto puesto, la italiana Emma Morano Martinuzzi, nacida el 29 de noviembre de 1899. Está convencida que beber cada día un vasito de brandy casero, le ha ayudado a vivir muchos años; aunque reparte los méritos con su estricta rutina de alimentación y descanso. Desayuna leche con galletas, come un plato de pasta y para cenar, tan solo un vaso de leche. Durante el día come, además, un huevo crudo y otro cocido. Acostándose a las siete de la tarde y levantándose antes de las seis de la mañana, a los 105 años se siente de fábula.

Leandra Becerra

Para el final como extra, dejamos el peculiar caso de la mexicana Leandra Becerra, que asegura haber nacido el 31 de agosto de 1887. Puede tener 127 años, pero su edad no se ha reconocido de forma oficial, por haberse extraviado su partida de nacimiento. Ha tenido más de 153 descendientes: 5 hijos, 20 nietos, 73 bisnietos, y 55 tataranietos. Con todos ellos comparte un sinfín de anécdotas que conserva con admirable memoria. ¿Los secretos de la longevidad? Días enteros de sueño, un buen apetito y el cariño de sus descendientes. Nunca ha dejado de estar activa. (Fin de la cita)
Vemos aquí como en todas estas admirables mujeres longevas, existe una buena voluntad y una resignación para sobrellevar el duro destino, que les ha significado una ancianidad provecta, destino que les ha sido impuesto por la Justicia Divina. Pero ellas lo han acatado con resignación, con amor y con fe en Dios. Y con la más absoluta humildad.
“Bienaventurados los humildes de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos”. (Palabras del Divino Maestro Jesús, el Mesías, en el Sermón del Monte. Evangelio de Mateo, Capítulo 5, vs. 3)

“Gloria al Divino Padre Creador en las alturas y paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad”.