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domingo, 27 de enero de 2013

CONÓCETE A TI MISMO


Nos relata la Historia, que en el siglo V antes de nuestra Era, en la ciudad griega de Atenas, floreció la Filosofía con un hombre humilde, apodado “el tábano de Atenas”, porque incesantemente recorría los lugares, las plazas y calles, preguntándoles cosas a sus conciudadanos. Su método consistía en llevar poco a poco a su interlocutor, por medio de preguntas sucesivas, al descubrimiento de la Verdad. Usaba el método que se llamó la “Mayéutica”.
Entre la juventud especialmente, tuvo muchos entusiastas discípulos, Alcibíades y Platón, entre otros, que lo seguían en sus razonamientos. Porque Sócrates, que así se llamaba este hombre, les hacía ver la Verdad de Dios, del hombre y de la Naturaleza, disipando la obscuridad de las creencias idolátricas, prejuicios e ignorancia, que imbuían el pensamiento de los atenienses  en esos tiempos remotos.
Como cultor y propagador de la Verdad, enseñó del espíritu humano y de Dios, pues Sócrates fue un Profeta de Dios y por lo tanto, debió sufrir el destino de los Profetas, en este Planeta de inconciencia e ignorancia: Tuvo muchos detractores y enemigos mortales, entre ellos los Sofistas, que finalmente  por calumnias y, en una confabulación con el poder político de turno, lograron su condena a muerte bebiendo la cicuta, en la copa letal. Sin embargo los principios de su pensamiento filosófico, sobrevivieron por los escritos de su discípulo Platón, que en Diálogos inmortales, modeló las bases características de determinados ciclos de la cultura Occidental, como el Renacimiento en Europa y el Siglo de la Ilustración.
Todo hombre de la Tierra, en su juventud debe realizar un aprendizaje, antes de emprender el cumplimiento de su misión en su rencarnación. Así también Sócrates tuvo una Maestra, que le enseñó los principios de la Ciencia Espiritual del Divino Padre Creador y el ejercicio del Razonamiento, es decir, la Filosofía. Ella fue una joven y hermosa mujer, extraordinaria médium, conectada con los Planos Espirituales Superiores del Universo del Padre Divino: Diotima de Mantinea. Junto a ella permaneció Sócrates, absorbiendo sus enseñanzas, antes de venir a cumplir su Misión Profética a su ciudad de Atenas. Por Revelación sabemos que Diotima fue una rencarnación de Madrecita Laura Antonia, que cumplió esa Misión Profética en ese tiempo, de transmitir la Verdadera Palabra de Dios a Sócrates, preparándolo para su Misión Sagrada.
Uno de los sabios preceptos de Sócrates, que han llegado hasta nosotros fue esta máxima: “Conócete a ti mismo”. ¿Qué significa esta afirmación? Madrecita Laura Antonia nos enseñó que esto significa que el hombre debe saber reconocer sus errores, con el fin de ir eliminándolos de su diario vivir, e ir así perfeccionando su espíritu; que constituye el principio vital e inmortal, que es verdaderamente, el hombre y la Vida. “Conócete a ti mismo” significa que el hombre debe conocer la existencia del Divino Padre Creador Todopoderoso, que ha creado el Universo y todos los seres y cosas que lo pueblan. Y que es el Autor Divino de las Leyes Sabias, Perfectas e Inmutables, que rigen la Vida y el eterno devenir del Cosmos y  su eterna Transformación. ”Conócete a ti mismo” significa que el hombre debe saber, que no solo es materia o Cuerpo Físico, que por cierto tiene su vida autónoma, pero que la vida de la materia está condicionada al espíritu que alienta en ella, durante la vida terrena del hombre. Y también debe saber que existe un doble etérico del cuerpo físico, que es el Periespíritu o Alma, que constituye un lazo de unión y comando  entre el Espíritu y el Cuerpo Físico. “Conócete a ti mismo” significa, que el hombre debe saber que  el objeto de la vida en la Tierra, no es otro que lograr su progreso espiritual, mediante obras de justicia, con las cuales cumpla las Leyes Divinas. Y que en estas Leyes Sagradas reside la Moral, que es la Ciencia de los Deberes, que le indica al hombre como debe comportarse en todos los momentos de su vida en la Tierra. Y que cumpliendo sus deberes, el hombre se hace virtuoso. “Conócete a ti mismo” significa, que el hombre debe conocer las Leyes de la Vida: Nacer, Vivir la Vida de la Tierra, Desencarnar y Rencarnar; estas Leyes Divinas que rigen inflexiblemente a los seres y cosas de todo el Universo Infinito y Maravilloso, Obra Perfecta de las Manos del Padre.
Pero ¡Ay! Estamos rencarnados en el Planeta Tierra, un Mundo aun primitivo, que es sólo de tercer grado en una escala Universal del 1 al 9. Es un Planeta de expiación, donde todos sus habitantes rencarnan pagando sus karmas, expiando sus culpas, cometidas contra sus semejantes. Por lo tanto su humanidad se debate en la obscuridad y la ignorancia de la Verdad, porque su grado de progreso espiritual no le permite conocer la Verdad. Predomina en ellos la vida instintiva y las pasiones por lo material. Rechazan la Luz espiritual que viene de Dios. Sin embargo hay muchos hombres y mujeres, que por sus esfuerzos y sus sufrimientos, al pasar de  los siglos, van adquiriendo un grado de progreso suficiente. Por estos seres en progreso es que el Divino Padre, en Su Misericordia Infinita, ha enviado a la Tierra a Sus Mensajeros los Profetas, en distintas épocas y a diversas razas y latitudes, así como lo fueron entre otros: Zoroastro, Quetzalcóatl, Buda, Pitágoras, Sócrates, los Profetas del Antiguo Testamento, Mahoma, el Divino Maestro Jesús, el Mesías; Juan Apóstol y en nuestro tiempo, Madrecita Laura Antonia, la Profeta del Apocalipsis en el siglo XX.
Emperador Marco Aurelio, que fue la
 reencarnación de Sócrates
Pero la gran mayoría de la humanidad abomina de la Luz y ama las tinieblas y la ignorancia del dogma milenario. Y eso ha pasado en todas la épocas. Sócrates fue condenado a muerte por predicar la Verdad. Los escritos de Platón, que contienen las enseñanzas de Sócrates, fueron  tergiversados en gran parte, por un Anticristo de la Filosofía, del cual más adelante hablaremos Dios mediante. Por ejemplo, según la tradición Sócrates habría dicho: “Solo sé que nada se”, lo cual es un absurdo, pues nuestro filósofo estaría negando todas sus enseñanzas de la Verdad. Lo que en verdad dijo Sócrates fue. “Solo sé que no se, pero se estudiar y se algo”, lo cual sí tiene sentido. Igualmente al Divino Maestro Jesús, el Mesías, lo hacen decir en el Evangelio: “Es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, de que un rico entre en el Reino de los Cielos”. Con lo cual hacen imposible que un rico pueda salvarse. Esto lo inventaron los religiosos medievales, con el objeto que los ricos legaran sus riquezas a la religión, antes de morir. Pero lo que el Maestro dijo en verdad fue: “Es mas difícil pasar un hilo por el ojo de una aguja, de que un rico halle la Senda” (de la Verdad). Porque la riqueza no es una condenación, sino una prueba para el hombre.
Después de asesinarlo, los enemigos de Sócrates tomaron una escultura de Sileno, el viejo sátiro de la mitología griega, dios menor de la embriaguez, y le pusieron el nombre de nuestro Filósofo. Para saber cual era la noble fisonomía de Sócrates, es necesario mirar el busto del emperador romano Marco Aurelio, pues el espíritu de Sócrates rencarnó en él, en aquella época del Imperio Romano.
El tiempo ya se termina. El Final está próximo y es necesario que por lo menos una parte de la Humanidad pueda reaccionar y hombres y mujeres lleguen a conocerse a sí mismos, como hijos del Padre Común y Universal Creador, y hermanos de aquellos de sus semejantes, que merezcan ser amados fraternalmente. No a los incurables, aquellas bestias  humanas de Mercurio, ese horrendo planeta prehistórico de Castigo, al cual volverán una vez que logren su perverso designio: La autodestrucción de la humanidad.



“Gloria la Divino Padre Creador en las alturas y paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad”

1 comentario:

  1. Todo espíritu que llegue a conocerse a sí mismo, comprenderá que somos hijos de un solo Creador, el espíritu reencarnado conocerá sus virtudes y sus defectos, entenderá que existen Leyes Universales las que rigen toda la Creación, desde los más pequeño, lo que no podemos ver con nuestros ojos, hasta lo más grande y sublime.
    Respetará las Leyes Divinas, respetará a su prójimo, y por sobre todas las cosas Amará a Dios, solo así el hombre terreno pasará de un estado ineferior a otro superior, y llegará a reencarnar en mundos maravillosos, en los cuales no existe el sufrimiento, el dolor, las necesidades materiales e inclusive la materia física.
    Conocerse a si mismo es el primer paso para llegar a la Perfección Espiritual.
    Gloria a Dios, Paz y Amor Aleluya

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