El Hermano Guía de nuestra
Congregación Espiritual de la Nueva Jerusalén, me ha pedido que publique un
testimonio inédito de una videncia física del Espíritu Santo de nuestro Divino
Padre Creador, que él recibió con la gracia de Dios, en el recinto del Templo,
en el verano de 1979, a lo cual hemos accedido gustosos. Esto constituye una
concluyente señal de que estamos bajo la Guía y Protección del Padre Divino, de
Su Hijo Dilecto el Divino Maestro Jesús, de María la Madre de Jesús, el Mesías;
y de los Maestros de la Cosmogonía que son los Ángeles y Arcángeles de la
Biblia.
Este testimonio maravilloso es
parte de todo lo que recibimos de Madrecita Laura Antonia en su Misión Religiosa
y Profética, cuando El Padre la envió a la Tierra como la Profeta del Apocalipsis.
Este 22 de julio se cumple el 76° Aniversario del nacimiento de la Profeta Chilena,
que por Mandato del Padre anunció a la humanidad que en 1972 había comenzado el
Apocalipsis, que culminará con el Día Final de la humanidad, como está profetizado
en las Sagradas Escrituras de la Biblia. Este año, con la Gracia del Padre
Todopoderoso, celebraremos una vez más, Dios mediante, el Natalicio de nuestra
Guía Espiritual y Co-fundadora de nuestra bendita Congregación Espiritual de la
Nueva Jerusalén.
A continuación dejo a los
estimados cibernautas con esta Revelación inefable.
Cordialmente, Hermes.
Testimonio:
Año 1979, visión del Espíritu Santo:
De todas las maravillosas
oportunidades en que he tenido la Gracia de ver la aparición del Espíritu Santo
de Dios Todopoderoso, ---Esta afirmación la hago con la mayor humildad---,
recuerdo una de manera especial.
Fue a comienzos de 1979, en los
días en que se nos había hecho objeto de una gran injusticia, de parte de los
enemigos de Dios.
Esa noche me encontraba invadido
de tristeza y frustración. No obstante, Madrecita Laura Antonia estaba
completamente serena.
Eran cerca de las 23 horas y
veíamos un programa de Televisión. Sin embargo, era tanta mi angustia, que le
dije: ---Voy un momento a pasear al patio y vuelvo luego---. Ella asintió
tranquilamente.
Llegué al lugar despejado del
patio donde se rezaba la Cadena de Oraciones de los días jueves. Había Luna
llena y el cielo de verano estaba totalmente despejado. Pero yo no estaba en
condiciones de admirar la belleza del firmamento, sino que dominado de profunda
angustia y deprimido hasta los tuétanos de los huesos, caminaba solitario y
cabizbajo. Pensaba que estábamos predicando en el desierto, ante la aparente
indiferencia de unos y la abierta oposición de otros. Tenía la certeza que
todos nuestros esfuerzos eran vanos. Así caminaba envuelto en esos tristes
pensamientos y veía como mi sombra se proyectaba nítidamente sobre el suelo
intensamente iluminado por la Luna.
De pronto, veo que en el suelo
aparece la sombra de una paloma con las alas abiertas, que pasa sobre mí.
Sorprendido, levanto la vista y…
¡Oh!, Prodigio… El Espíritu Santo en forma de Paloma Blanca luminosa, se
deslizaba a no más de dos metros de altura sobre mi cabeza y se alejaba
planeando a la misma altura, en línea recta hacia el Oriente. Al pasar sobre
mí, volvió su cabecita a mirarme. Vi claramente las plumitas de su cuerpo y
alas. ¡Aleluya! ¡Aleluya!
Caí de rodillas, mientras un gozo
inmenso invadía todo mi ser y lo adoré con los brazos en alto, prorrumpiendo en
¡Aleluyas! y ¡Glorias a Dios!, mientras dos ríos de lágrimas de emoción corrían
libres y raudas por mis mejillas. Era como si el Padre Divino me dijera: ---
¿Por qué estás triste y cabizbajo, hombre de poca fe? Levanta tu frente. ¿No
ves que Yo Estoy con ustedes?
Veo entonces como la Paloma del
Espíritu Santo se ha alejado planeando sin mover sus alas y justo al llegar al deslinde
Oriente, desapareció en el aire ante mis ojos.
Ahora toda la angustia y tristeza
habían desaparecido como por encanto, pues mi espíritu y todo mi ser rebosaban
de júbilo. Fue así como me levanté prestamente del suelo y corrí hacia la casa.
Con los ojos llenos de lágrimas me presenté ante Laura Antonia y le relaté la prodigiosa
Visión.
Ella me miraba con una sonrisa y
no dijo una sola palabra, pero en sus ojos brilló un destello de felicidad.
“Gloria al Divino Padre Creador
en las alturas y paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad”.
Maravillosa visión Hermano Guía, gracias por compartir.
ResponderEliminarEl 22 de Julio se conmemora el natalicio de Madrecita Laura Antonia, doy gracias al Padre Bendito por haberla conocido, por haberla seguido y por darme fuerzas para seguir su camino de Luz.
Eternamente gracias Madrecita Laura Antonia.
Qué hermoso testimonio y tan lleno de significado!!
ResponderEliminarEs una de las tantas maneras que tiene el Divino Padre para manifestarnos su compañía, protección y resguardo, así como en otros detalles de la vida cotidiana que cuando reparamos en ellos, nos sorprenden.
Bendita sea nuestra Madrecita Laura Antonia por traer el Mensaje de Luz y Verdad que la Humanidad necesita!!
No hagáis oidos sordos a la palabra de Dios!
Saludos a la Congregación por esta fecha llena de júbilo.
Atenea
Hermoso testimonio de que el Padre Divino está en el Templo donde vivió la Profeta de esta era apocalíptica y que en ese bendito lugar Él estableció su dominio hasta el fin de los Tiempos.
ResponderEliminarSólo dar las infinitas gracias a Dios Todopoderoso por haber enviado a Madrecita Laura Antonia que un 22 de Julio reencarnó en este plano con la misión de dar a conocer a esta humanidad la Ciencia Espiritual que emana del Padre.
Bendito y alabado sea el Padre Creador y sus enviados a este plano de expiación.
Hermosa videncia la de nuestro hermano . Ver la aparición del Espíritu Santo del Divino Padre Creador en el lugar que vivió Su Profeta, Su Enviada, es el testimonio más Sagrado y Divino que pueden tener los espíritus reencarnados en este plano de expiación.
ResponderEliminarEste testimonio Divino y Sagrado es la bandera de lucha que todos los integrantes de nuestra Congregación debemos tener para trabajar sin descansar en todas las Obras que EL nos pide y las que nos dejó Madrecita.
Bendito sea el Padre Creador y SU Profeta Madrecita Laura Antonia por revelarnos la Ciencia Espiritual.