Esta pregunta se la han hecho los habitantes del planeta Tierra en nuestro tiempo, y a partir desde mediados del siglo XX, época en que empezaron a vislumbrarse en los cielos de nuestro mundo, naves que volaban por la atmósfera, ya de a una, o en formaciones, y cuyas evoluciones sobrepasaban con mucho, a los aviones de los países más avanzados.
Cada hombre y mujer en su sano juicio, sin importar su condición social o cultural, y con un mínimo de buena voluntad en sus Espíritus, y que fueron testigos de las evoluciones aéreas de estas naves, llegó a la inequívoca conclusión que se trataba de vehículos aéreos tripulados, provenientes de otros planetas del Universo.
Hoy, que estamos en el décimo año del siglo XXI, ya es consenso casi unánime para la humanidad terrena, que las naves voladoras, que por lo común tenían forma de “platillos”, y que fueron llamados “OVNIS” (Objeto Volador No Identificado), son Naves Espaciales Extraterrestres tripuladas.
Sin embargo, en la Tierra había naciones líderes que estaban empeñadas en la conquista Espacial contraviniendo la Ley Divina del Supremo Creador, que puso al hombre en la Tierra, su planeta nodriza, para que aquí viviera y progresara y como lo decían las Sagradas Escrituras de la Biblia:
26. y dijo (Dios): “Hagamos al hombre a nuestra Imagen y Semejanza, y tenga dominio sobre los peces de la mar, y sobre las aves del cielo, y sobre las bestias, y sobre toda la Tierra, y sobre todo reptil, que se mueve en la Tierra”
27. “Y creó al hombre a Su Imagen; a Imagen de Dios lo creó: Macho y hembra los creó”
28. “Y bendíjolos Dios, y dijo: Creced y multiplicaos y henchid la Tierra y sojuzgadla, y tened señorío sobre los peces de la mar, y sobre las aves del cielo, y sobre todos los animales, que se mueven sobre la Tierra” (Génesis, capitulo 1, vs. 26, 27 y 28)
Fotografía tomada en el Valle de Elqui en el verano de 2010 |
Estas poderosas naciones líderes, obstinadas en conquistar otros mundos y en defensa de sus intereses creados, materialistas y de dominio, se dedicaron a oponerse a la Visita llegada desde el Espacio, orquestando toda una campaña de películas, series de TV y declaraciones de “expertos” que solo tendían a desconcertar a la opinión pública sobre esta trascendental Visita. Al Supremo Juez deberán rendir cuentas de su actividad.
Sin embargo, Madrecita Laura Antonia, cumpliendo su Misión Profética Sagrada y Divina, con modestia, humildad y glorificando a Dios Padre Creador, publicó su Segunda Profecía o Revelación en la Revista Astral N° 2, de Junio de 1972, en Santiago de Chile, revelando al mundo la verdad sobre las Naves Espaciales:
“Gloria a Dios en las alturas y paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad.
Hermanos de mi patria: No estamos solos...Nuestro Amadísimo Padre Creador, nos ha enviado Seres de otros planetas de planos muy altos, que han llegado al máximo de perfección espiritual, seres perfectos y sabios, que vienen en pos de ayudar a esta humanidad próxima a sucumbir en manos de los hombres, cuya inteligencia está limitada en crear armas poderosamente destructivas que llevarán a la muerte a dos terceras partes de la humanidad”...
Fotografías facilitadas por Bernardo Villablanca a quién agradecemos su gentileza |
El 23 de abril de 1972, los Maestros de la Cosmogonía que tripulan las naves, dejaron el siguiente mensaje (a través de una incorporación en Madrecita Laura Antonia y grabado en cinta magnetofónica):
“Gloria al Divino Padre Creador en la alturas y paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad.
Por mandato del Padre Creador, hoy se encuentran a los ojos de los hombres terrenos, naves tripuladas por seres materiales como ustedes, pero inteligentes y sabios, progresados y con su visita terrestre desde el espacio, están señalando la proximidad del fin de los tiempos.
Hay 84 naves que se desplazan en diferentes puntos de este país, escogido por el Padre Creador, porque ustedes representan la verdad, el verdadero camino hacia la Luz del Creador, porque partícipes son de su Divina Gracia, porque soldados sois en su Causa, de su Ciencia Pura y Omnipotente.
Marchad hermanos míos, unidos en la fe, formando un sólo espíritu para glorificar, amar y venerar al Padre Creador.
Bienaventurados los que habéis visto la Luz y los que siguen hasta el fin. Bendito sea vuestro Templo, con vosotros en dentro, benditos sean los que elevan su mirada al Infinito y bendicen al Padre Creador a cada instante.
Benditos sean los que se han despojado ya del materialismo y luchan con fervor, porque vuestra causa es Divina, queridos hermanos.
Adelante hermanos, seguid avanzando hacia el Padre Creador.
Gloria a Dios en las alturas y paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad”.