Introducción:
El espíritu está contenido en la glándula pineal o epífisis, que es del tamaño de un poroto y se encuentra en el centro del cerebro. Cuando el hombre se encuentra en estado de vigilia, el espíritu reposa en la glándula. Pero cuando el hombre duerme, o se encuentra en estado de meditación, el espíritu sale de la glándula y pasa al plano espiritual, quedando siempre unido a la glándula epífisis o pineal, por un cordón etérico, que se llama “El Cordón Plateado” que es elástico y se estira todo lo necesario para que el espíritu viaje por el espacio astral hacia otros planetas, si es esa la voluntad del Divino Padre Creador.
2.- El Peri-espíritu: Es el duplicado etérico del cuerpo físico y lo llena completamente, sirviendo como conexión entre el cuerpo físico y el espíritu.
El órgano material en el cual vive el peri-espíritu es la sangre, la cual vemos que llega a todo el cuerpo. La sangre es un órgano de gran conductividad electro-magnética y facilita en el organismo la circulación de las corrientes de la vida provenientes del espíritu.
Respecto a la donación de sangre, sólo está permitido por la Justicia Divina, donar sólo a los familiares consanguíneos directos. Queda prohibido donar sangre, para un banco de sangre o para cualquier persona ajena que lo solicita.
Cuando el espíritu abandona el cuerpo físico, durante el estado de sueño o de meditación, el peri-espíritu lo acompaña siempre. En ese caso, el cuerpo físico queda sólo animado por una vida autónoma, que funciona alentada desde el espíritu, a través del cordón plateado.
3.- El cuerpo físico: Es una máquina automática perfecta, que el Divino Padre le suministra al espíritu para que pueda realizar sus obras en la Tierra.
Claro que en los planetas inferiores como la Tierra, esta máquina perfecta se ve afectada y debe sufrir toda clase de enfermedades y accidentes. Además su aspecto físico se ve modificado hasta el infinito, porque en la materia se imprimen no sólo las características de cada espíritu, sino también los Karmas, que llegan hasta producir la fealdad y la monstruosidad. Esto sucede en los planetas de castigo, como Mercurio y de expiación como la Tierra.
Sin embargo, en los planetas superiores, progresados, el cuerpo físico refleja a los espíritus angelicales: son seres de gran belleza física y sobre todo su mirada expresa su inteligencia superior y su mayor compresión de la obra maravillosa del Padre, derramando a su alrededor, ondas de un dulzor celestial.
Después que el espíritu ha desencarnado, el cuerpo físico se descompone y al ser sepultado en la tierra, todas sus moléculas pasarán a integrarse al Ciclo de la Ecología en la Naturaleza.
Después que el espíritu ha alcanzado un grado de progreso suficiente y se eleva a reencarnar a otros planetas, su periespíritu queda en la atmósfera terrestre.
Los Maestros que antes han reencarnado en la Tierra, al bajar ahora sus espíritus desde su Nave a tomar materia en Madrecita, toman su peri-espíritu de su última reencarnación Terrena. Por eso es que se incorporan como hombres o mujeres, jóvenes, ancianos o niños.
El cuerpo físico nos ha sido facilitado en préstamo por el Divino Padre Creador para que podamos realizar nuestras obras en la Tierra. Por lo tanto, el cuerpo físico no nos pertenece y como precioso instrumento prestado, debemos alimentarlo y cuidarlo y usarlo sólo para el bien, de acuerdo con las Leyes Divinas que emanan de la Moral.
Ya que el cuerpo físico no nos pertenece, es por esta razón que no podemos donar los órganos de nuestros cuerpos para transplantes quirúrgicos, ni por ninguna otra circunstancia.
Por la misma razón está prohibida la “manipulación genética”, ya que además de pertenecer al Padre todo nuestro organismo físico, en los genes está escrito parte del destino de cada ser humano: características físicas, enfermedades hereditarias, etc., y ningún hombre de la tierra puede modificar el destino humano, sólo nuestro amado Divino Padre Creador, que es el dueño y señor de nuestros destinos
Primero hablamos de la biografía de Madrecita Laura Antonia, luego de sus condiciones proféticas y algunas profecías y después del fallecimiento y su legado, el siguiente trabajo es la recopilación de muchas Incorporaciones de los Maestros de la Cosmogonía quienes han traído la Verdad al mundo, a traves de Madrecita. Este trabajo está diseñado en términos de difusión, para que todas las personas puedan captar el Mensaje, por supuesto que nadie está obligado a creer ciegamente, las personas deben usar el razonamiento que es una propiedad del espíritu, para analizar y entender las Enseñanzas de los Maestros, como dijo nuestro amado Divino Maestro Jesús:
"El que tenga orejas para oir , que oiga, y el que tenga ojos para ver, que vea"
Si alguien tuviese alguna duda y no se atreve a hacerla en la sección de los comentarios puede hacerlas en el correo: hermeslas@lasenaldejonas.cl . Este trabajo está registrado en la Sociedad del Derecho de Autor, cuyo Registro de Propiedad Intelectual es 177987
¿Qué es el hombre?
El hombre es una trinidad, es decir, está compuesto de tres entidades. Espíritu, peri-espíritu y cuerpo físico.
1.- El Espíritu: es la vida y es el Hombre. Es inmortal y es una chispa electro-magnética donde se encuentra la inteligencia, que es el discernimiento, el razonamiento. También en el espíritu está contenida la experiencia acumulada en todas las reencarnaciones. Pero esta experiencia de idiomas y conocimientos de todas las clases, se manifestará en cada reencarnación sólo en estricta Justicia. Si la Ley de Justicia, permite que el hombre manifieste sus conocimientos en Arte, por ejemplo: dibujo y pintura, corresponderá al hombre desarrollar con trabajo y estudio todas esas aptitudes innatas y podría a llegar a alturas insospechadas en ese o en cualquier otro arte.
1.- El Espíritu: es la vida y es el Hombre. Es inmortal y es una chispa electro-magnética donde se encuentra la inteligencia, que es el discernimiento, el razonamiento. También en el espíritu está contenida la experiencia acumulada en todas las reencarnaciones. Pero esta experiencia de idiomas y conocimientos de todas las clases, se manifestará en cada reencarnación sólo en estricta Justicia. Si la Ley de Justicia, permite que el hombre manifieste sus conocimientos en Arte, por ejemplo: dibujo y pintura, corresponderá al hombre desarrollar con trabajo y estudio todas esas aptitudes innatas y podría a llegar a alturas insospechadas en ese o en cualquier otro arte.
El espíritu está contenido en la glándula pineal o epífisis, que es del tamaño de un poroto y se encuentra en el centro del cerebro. Cuando el hombre se encuentra en estado de vigilia, el espíritu reposa en la glándula. Pero cuando el hombre duerme, o se encuentra en estado de meditación, el espíritu sale de la glándula y pasa al plano espiritual, quedando siempre unido a la glándula epífisis o pineal, por un cordón etérico, que se llama “El Cordón Plateado” que es elástico y se estira todo lo necesario para que el espíritu viaje por el espacio astral hacia otros planetas, si es esa la voluntad del Divino Padre Creador.
2.- El Peri-espíritu: Es el duplicado etérico del cuerpo físico y lo llena completamente, sirviendo como conexión entre el cuerpo físico y el espíritu.
El órgano material en el cual vive el peri-espíritu es la sangre, la cual vemos que llega a todo el cuerpo. La sangre es un órgano de gran conductividad electro-magnética y facilita en el organismo la circulación de las corrientes de la vida provenientes del espíritu.
Respecto a la donación de sangre, sólo está permitido por la Justicia Divina, donar sólo a los familiares consanguíneos directos. Queda prohibido donar sangre, para un banco de sangre o para cualquier persona ajena que lo solicita.
Cuando el espíritu abandona el cuerpo físico, durante el estado de sueño o de meditación, el peri-espíritu lo acompaña siempre. En ese caso, el cuerpo físico queda sólo animado por una vida autónoma, que funciona alentada desde el espíritu, a través del cordón plateado.
3.- El cuerpo físico: Es una máquina automática perfecta, que el Divino Padre le suministra al espíritu para que pueda realizar sus obras en la Tierra.
Claro que en los planetas inferiores como la Tierra, esta máquina perfecta se ve afectada y debe sufrir toda clase de enfermedades y accidentes. Además su aspecto físico se ve modificado hasta el infinito, porque en la materia se imprimen no sólo las características de cada espíritu, sino también los Karmas, que llegan hasta producir la fealdad y la monstruosidad. Esto sucede en los planetas de castigo, como Mercurio y de expiación como la Tierra.
Sin embargo, en los planetas superiores, progresados, el cuerpo físico refleja a los espíritus angelicales: son seres de gran belleza física y sobre todo su mirada expresa su inteligencia superior y su mayor compresión de la obra maravillosa del Padre, derramando a su alrededor, ondas de un dulzor celestial.
Después que el espíritu ha desencarnado, el cuerpo físico se descompone y al ser sepultado en la tierra, todas sus moléculas pasarán a integrarse al Ciclo de la Ecología en la Naturaleza.
Después que el espíritu ha alcanzado un grado de progreso suficiente y se eleva a reencarnar a otros planetas, su periespíritu queda en la atmósfera terrestre.
Los Maestros que antes han reencarnado en la Tierra, al bajar ahora sus espíritus desde su Nave a tomar materia en Madrecita, toman su peri-espíritu de su última reencarnación Terrena. Por eso es que se incorporan como hombres o mujeres, jóvenes, ancianos o niños.
El cuerpo físico nos ha sido facilitado en préstamo por el Divino Padre Creador para que podamos realizar nuestras obras en la Tierra. Por lo tanto, el cuerpo físico no nos pertenece y como precioso instrumento prestado, debemos alimentarlo y cuidarlo y usarlo sólo para el bien, de acuerdo con las Leyes Divinas que emanan de la Moral.
Ya que el cuerpo físico no nos pertenece, es por esta razón que no podemos donar los órganos de nuestros cuerpos para transplantes quirúrgicos, ni por ninguna otra circunstancia.
Por la misma razón está prohibida la “manipulación genética”, ya que además de pertenecer al Padre todo nuestro organismo físico, en los genes está escrito parte del destino de cada ser humano: características físicas, enfermedades hereditarias, etc., y ningún hombre de la tierra puede modificar el destino humano, sólo nuestro amado Divino Padre Creador, que es el dueño y señor de nuestros destinos