“Gloria al Divino Padre Creador en las alturas y paz en la
Tierra a los hombres de buena voluntad.”
Amadísimo Divino Padre Creador, Dios Todopoderoso:
Sé que no soy digna de dirigirme a Ti, el Ser más Excelso
del Universo, Creador Divino de todo lo que existe, ya que soy solo una
insignificante gusanilla del barro de este planeta primitivo, pero el amor
hacia Ti, que rebosa mi espíritu, me impulsa a elevar mi vocecilla hacia Tu
Grandeza, sabiendo que Tu estás en todo lo que existe; y que por haberte
alabado y bendecido junto a mis hermanos de la Congregación Espiritual de la Nueva Jerusalén durante muchos años y
haber respetado Tus Sagradas Leyes, Tu escucharás mis humildes razones, Padre
de la Bondad sin límites.
Es doloroso para nosotros tus hijos fieles que te conocemos
y veneramos, y que trabajamos para Ti con modestas obras, ver como diariamente
en las noticias nacionales e internacionales, se puede observar la decadencia
moral y el ateísmo total en que se encuentra gran parte de esta mal llamada
civilización; y que se manifiesta en la impiedad de los hombres de la Tierra.
Entonces pienso: Qué distinto sería todo, si la humanidad
siguiera las Reglas morales y enseñanzas que nos dicta la Ciencia Espiritual
que emana de Ti, amado Padre Divino, las que han dado a conocer en todas las
épocas y naciones de la Tierra, Tus enviados los Profetas, que han predicado
siempre el mismo Mensaje sagrado y eterno, que es Tu Verdadera Palabra
imperecedera y Eterna y que constituye la Luz de la Verdad más pura y diáfana,
que emana de Ti, de Tu propio Espíritu Divino y Perfecto.
Todos los seres humanos debemos reconocerte y amarte por
sobre todas las cosas, porque eres el Creador Divino de todo lo que existe en
la Tierra y en todo el Universo infinito y Maravilloso.
Porque amándote a Ti
en primer lugar, amaríamos todo lo que existe en el planeta, lo cuidaríamos y
lo protegeríamos; y no sucedería lo que hoy, que nuestro Planeta nodriza está
al borde de la destrucción, por la ambición desmedida del hombre, que sólo
corre tras el poder y la riqueza. Y en esta nefasta acción, lideran las
naciones más poderosas del Orbe.
Todo ser humano de la Tierra, tiene el deber moral de
servirte fielmente, cumpliendo Tus Sagrados Mandamientos tan sabios, y que
están hechos para que el hombre logre una felicidad relativa en este planeta de
expiación, donde reencarnamos para pagar nuestros karmas, es decir, las faltas
cometidas contra nuestros prójimos en vidas terrenas anteriores. Y debemos
pagar con sufrimientos morales y físicos. De esa manera nuestros espíritus
inmortales se van limpiando y, además, cumpliendo Tus Mandamientos, hacemos las
obras necesarias para traer la Virtud a nuestros espíritus. Y así,
paulatinamente, nos vamos cercando cada vez más hacia Ti, Divino Autor de la
Vida.
Amado Padre, es lamentable que el hombre de la Tierra se
haya cegado y se crea dueño y señor absoluto de la Tierra, de la Naturaleza y
del Universo. Se ha olvidado que Tu Eres el Primero y el Último, que Tú eres
Todopoderoso y que todo lo ves y todo lo sabes y que Tu Justicia Perfecta abarca
desde el átomo hasta la totalidad del Cosmos maravilloso y eterno.
Todo ser humano de la Tierra, tiene el deber moral de
reconocerte y servirte fielmente cumpliendo Tus Sagrados Mandamientos. Y esa
obligación moral proviene del hecho de que cada ser humano, cada ser y cosa de
este Planeta primitivo y de expiación, pero no por eso menos hermoso; ha sido
creado por Ti, Padre amado. Tú le has dado la Vida a todo lo que existe.
En la fecha que escribo esta carta para Ti, Padre amadísimo,
septiembre 9 de 2018, son innegables los hechos que demuestran la agonía de
nuestro planeta Tierra, debido al libertinaje del hombre, que lo ha saqueado en
todo sentido, por el afán de la riqueza y el poder. Y los líderes de las
naciones más poderosas solo se preocupa del armamentismo, preparándose a la
auto aniquilación. Y el resto de la humanidad, atea y materialista, se deja
conducir al matadero como ganado enajenado y ciego, preocupados solo de dar
satisfacción a sus sentidos e instintos, en medio de una tecnología
hipertrofiada.
No perciben que están al borde del precipicio.
Pero no todo desaparecerá, como está escrito en los Libros
Sagrados: Será salvada una semilla por el Divino Maestro Jesús el Mesías y sus
Ángeles, que servirá para construir una nueva humanidad que será la Ciudad
bendita de la Nueva Jerusalén, habitada por aquellos hombres y mujeres de fe
verdadera y ardiente, que sepan alabarte, bendecirte y servirte, cumpliendo Tus
Mandamientos, Padre infinitamente misericordioso.
Tus hijos fieles, los que hoy te servimos y veneramos, los humildes
de espíritu para acatar los Mandatos Sagrados que provienen de Ti, amado Padre,
y que nos fueron transmitidos por la Profeta del siglo XX nuestra inolvidable
Madrecita Laura Antonia, los que seguimos este camino de Verdad, debemos girar
siempre dentro de la esfera de Tus Leyes Sabias y ser obedientes a Tus Mandatos
Divinos, que son la Verdad y la Vida.
Ojalá, si Tu Misericordia y Justicia lo permiten, aunque ya
no hay tiempo, que muchos de los que están llamados, puedan abrir sus
espíritus, para dejar entrar en ellos a raudales la Luz de la Verdad y puedan
conocerte, Padre amado, y comprender que Tu eres el Único Dios Viviente y
Existente, el Supremo Hacedor de todo lo que existe en la Tierra y en el Cosmos
maravilloso y viviente, Obra Perfecta de Tus manos.
En esta Hora Postrera, aun puede caer la venda de los ojos
de muchos, aunque tal vez ya va a ser muy tarde para algunos.
Doy término aquí a esta humilde misiva de tu sierva que te
ama y que te ha abierto su corazón amadísimo Padre, diciendo: De Dios la Voluntad
y la Justicia, Amen.
Gloria al Divino Padre Creador en las alturas y paz en la
Tierra a los hombres de buena voluntad.”
Hermana Lorena Perelló V., de la Congregación Espiritual de
la Nueva Jerusalén.
La Pintana, Santiago, 9 de septiembre de 2018.-