Puente y castillo de
Eilean-Donan, Escocia
(Imagen de internet
machbel.com)
Comenzaron siglos de penumbras
alimentadas por los más terribles miedos; el período de la Edad Media se hacía
presente y se extendería alrededor de mil años.
El poder compartido entre
ambiciosos monarcas feudales y la Iglesia, dominaban a su antojo a los
habitantes de aquellos pueblos, perdidos en el más terrible de los males -la
ignorancia-, la cual traía junto a ella los temores milenarios, la superstición
y el sometimiento a falsas creencias inventadas y acomodadas por los poderes de
aquella oscura época. Y todo esto de igual manera alimentado por la violencia y
brutalidad de guerras e invasiones constantes.
Pero, así como llega la oscuridad
con la caída del sol en cada atardecer, también así llega la luz con cada
amanecer; así como en otoño los árboles son despojados de sus hojas, así es
como también en primavera les comienzan a salir los nuevos brotes; o como aquel
espíritu, el cual ya ha completado una etapa, vuelve a renacer en una nueva
materia.
Todo tiene su tiempo, su momento
cronométrico y preciso; los ciclos son constantes cambios regidos por Leyes
Perfectas del Creador Divino. De esta manera, la oscuridad se empezó a disipar
y así comenzó a ingresar la luz.
Así es como una nueva etapa
comienza a dar muestras notables de una constante y enérgica evolución. La
fuerza de la razón empieza a ganar protagonismo por sobre los cuentos
mitológicos e historias sacadas de la imaginación de algún erudito histórico.
Se comienza a ganar batallas sobre los dogmas; muchos de ellos insostenibles y
que caen por su propio peso.
Como una clarinada al amanecer
comienzan a mostrarse los primeros libres pensadores; tal como en primavera se
muestran los cerezos, es para estos hombres el Renacimiento una nueva
primavera. Estos espíritus que renacen para dar sus frutos y comenzar a poner
fin a una época de oscuridad y con su luz, aquel brillo divino que contienen en
sus espíritus, iluminan todos los lugares por donde transitan.
Como no recordar aquel orfebre
alemán que inventó la imprenta, y poco a poco las personas tuvieron acceso a la
información y así fue aumentando el número de personas que aprendían a leer;
gracias a Johannes Gutenberg y su imprenta, las personas tuvieron el
conocimiento en sus manos. Por primera vez leyeron una Biblia de 42 páginas impresas
y ya no tenían que conformarse con escucharla en latín por boca de algún clérigo
enviado por la Iglesia, sin poder entender nada.
En ese tiempo la Tierra dejó de ser
plana y había vuelto a tomar su forma esférica; algunos años después y a través
de la imprenta las personas pudieron tener en sus manos un ejemplar del – “De
Revolutionibus Orbium Coelestium” – un hermoso trabajo realizado por
Nicolás Copérnico, en el cual expresaba y graficaba una de las grandes verdades
hasta ese momento oculta por falsas creencias. Copérnico valientemente con la
inspiración Divina otorgada y cumpliendo una misión, desplazó al Sol al centro
de nuestro Sistema Solar, ocupando de esta manera su espacio Universal
Y a la vez la Tierra es ubicada donde
corresponde; conformando este Sistema Solar Armónico y Perfecto, Obra
maravillosa del Creador Divino.
De esta forma el básico sistema
geocéntrico instaurado por Claudio Ptolomeo e inspirado por las erróneas y
materialistas ideas de Aristóteles, comenzó a ser reemplazado por el siempre
existente sistema solar Heliocéntrico, pasando a ser la Tierra un mundo más; uno
más de los billones de mundos habitados, tal como lo mencionó en esa época el gran
Giordano Bruno – “Existen miles de mundos, así también habitados por miles
de especies que los pueblan” -. Estas palabras y pensamientos de Giordano
junto a libro de Copérnico eran herejía en esa época, aquella época que
comenzaba a abrir sus ojos a la más pura verdad, que poco tiempo después, fue
mirada a través de un pequeño telescopio inventado por Galileo Galilei, con lo
cual se confirmó lo declarado anteriormente. Y de esta forma y a pesar de las amenazas,
se descubría que la Tierra no estaba estática en el Universo, -- “Y sin
embargo se mueve” --.Pero esta época no solo nos entregó a los astrónomos
más brillantes de ese tiempo, demostrando la inmensidad de lo Divino, sino que
en la escultura también fue reflejada la Maravillosa creación Divina, como el
“Apolo y Dafne” de Lorenzo Bernini, el Gatamelatta” de Donatello, el “Hércules
y Anteo” de Alari Bonacolsi, el “Retablo” de Damian Fornet y “La Piedad, o
también el hermoso “David” de Miguel Ángel. Grandes arquitectos nos entregó
también esa época, como Giorgio Vasari, Pedro Machuca o Giacomo Della Porta
entre otros, o aquel sabio médico español Miguel Servet, y para qué decir la
gran cantidad de insignes pintores, como Rafael Sanzio, Andrea Verrocchio y
claro está que no podemos dejar de nombrar al gran polímata Leonardo da Vinci,
para el cual toda calificación terrena es menor que sus logros.
Así como todos aquellos, muchos otros hubo:
filósofos, matemáticos, químicos, anatomistas, etc.; todos ellos con la luz en
sus espíritus, quisieron alcanzar la cúspide de la perfección para que este
mundo vislumbrara las maravillas de la Creación. El renacimiento de estos
espíritus marcó el renacer de una nueva época, que por Mandato Divino debía
abrir sus ojos y admirar la magnificencia universal y la de su Creador. Estos
espíritus elevados nos han heredado hasta hoy sus obras, las cuales podemos
contemplar extasiados y reconocer que aquellos espíritus estaban identificados
y en perfecta armonía con el Divino Padre Creador.
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En este interesante artículo podemos observar como las grandes civilizaciones antiguas cumplieron en forma exacta su ciclo de vida como La Romana para dar paso a la Edad Media, una época verdaderamente oscura centrada en los dogmas, principal mente católicos, donde la humanidad retrocedió tanto a nivel espiritual como material. Pero como bien menciona este artículo toda época llega a su fin, donde hubo oscuridad llegó la luz y el Padre Divino no dejó solos a los habitantes terrestres, envió espíritus mas avanzados con la misión de sacarlos de las tinieblas en las que se encontraban y enseñarles la verdad de la ciencia espiritual a través de nuevos conocimientos sobre el universo, arquitectura, escultura y todo tipo de artes ,también hubieron inventores que con sus descubrimientos pudieron apoyar todos estas nuevas ideas .
ResponderEliminarUna humilde felicitación al Hermano Juan Silva por tan explicativo artículo y que siga avanzando por el camino de la letras.
Hermana Lorena Perelló V.
Bendito sea nuestro Padre Divino, por sacar a la humanidad de las tinieblas en las que estaba en la edad Media, tinieblas originadas y gobernadas por el hombre de la Tierra, que en su maldad sin limites, no solo tergiversó las enseñanzas de nuestro Divino Maestro Jesús, sino que creó una sociedad sumisa a la ignorancia para que pudieran dominarla como quisieran y así creyeran todos los falsos dogmas que crearon, dogmas tan falsos como la fe de ellos mismos, y los cuales obligaron a la humanidad ignorante a creerlos, sin cuestionar ni un punto de lo que ellos mismos decían que era sagrado.
ResponderEliminarPor eso los primeros hombres que se enfrentaron a esta ignorancia, fueron unos valientes, unos revolucionarios, guiados por el Padre, ya que a pesar de las persecuciones de la iglesia que sufrieron, siguieron adelante mostrandole a la humanidad lo falso que eran los dogmas y lo engañosa que podía ser la iglesia católica, una luz dentro de tanta oscuridad, que permitió que lentamente, a través de los años, las personas se estén dando cuenta de lo falso que son los dogmas de la Iglesia.
Tal como dijo realmente el Divino Maestro Jesús: “Bienaventurados aquéllos que han sido perseguidos por enseñar la Justicia del Padre , pues de ellos es el reino de los cielos”.
Magnífico retrato de una época que nos muestra como la luz del Padre se abrió paso en un mundo oscuro, para hacer florecer las mentes y corazones de destacados espíritus, que a través de sus obras nos acercaron a la verdad del Padre. Así como estos pensadores, científicos y artistas quedaron maravillados por la perfección del Universo, la naturaleza y el cuerpo humano, nosotros también debemos admirar la obra del Padre y darle gracias por permitirnos apreciar la infinita hermosura y sabiduría que hay en cada una de sus creaciones. Bendito sea el Padre por los siglos de los siglos, Amén.
ResponderEliminarH. Sara L.
Cuando surge el renacimiento, después de la caída del Imperio Romano y el oscurantismo, la religión había dominado a los hombres con dogmas, guerras y violencia, apareció una luz de esperanza para aquella civilización, evolucionaron de mejor forma.
ResponderEliminarAparecieron los libres pensadores, trayendo las artes, las ciencias, la arquitectura, la pintura, los grandes inventos. Es así como podemos darnos cuenta de la misericordia infinita del Divino Padre Creador para otorgarle al hombre de entonces la oportunidad de aprender de todos esos espíritus del progreso, entregando sabiduría para que el hombre no siguiera en penumbras y fueran de bien.
Fue una época brillante, filósofos, pintores y otros expositores artísticos y de las ciencias se les recuerda hasta el día de hoy.
Hna. Gioconda